viernes, 20 de agosto de 2010

Sopas que sopapean

La sopa de sobre es un invento horroroso que debería descartarse. Nada más simple que cocer algunas verduras y pasarlas luego por la minipymer. Por supuesto que siempre está el desubicado que le tira medio litro de crema de leche y arruina todo lo nutritivo que puede ser este plato. No estamos en contra de la crema de leche porque engorde sino porque los lácteos acidifican la sangre y por lo tanto nos descalcifican. Sí, lo que oyeron. El cuerpo para asimilar la leche y todos sus derivados debe hacer uso del calcio propio (de modo que quienes comen lácteos para asimilar un calcio que por supuesto ha sido incorporado por -acá inserte nombre de la empresa que vende la leche- busque otros modos de conseguirlo o espere a que hablemos del asunto calcio en el próximo post).

Decía, entonces, las sopas son maravillosas para incorporar vegetales a nuestra comida. Los avances de la tecnología nos han brindado la minipymer, pieza valiosísima en el arte cocinar. Y ni hablar del viejísimo y antiquísimo mortero, pieza única y original para moler las semillas de modo que éstas puedan ser asimiladas por el organismo sin problema alguno. De lo contrario, ya lo saben: semilla que no se muele, semilla que se va por el inodoro (sepa disculpar este eufemismo, amigo Donozo).

Los vegetales los cocí al vapor para que no perdieran ninguna de sus propiedades. Adentro de la vaporera metí:

1 zanahoria
2 remolachas
2 puerros
1/4 de zapallo hokaido (el de la cáscara verde) cortado en cubos.

Una vez que los vegetales estuvieron cocidos los trituré con la minipymer agregándole un poco de caldo de verduras. (Para hacer el caldo puse a hervir por un buen rato: zanahoria cortada chiquita, cebolla, apio y una ramita de romero cosechada de mi propio jardín).

Salpimenté y molí en el mortero un poco de lino, girasol y sésamo.

¡Glup!


Las semillas enteras quedaban mejor para la foto, sepan disculpar.

jueves, 19 de agosto de 2010

Yin Yang

Mucha gente come bastante cantidad de carne, huevos y queso. La fruta los ayuda a modificar su extrema condición Yang. Pero siguiendo durante dos o tres años una de esas dietas se presentaría un caso de extremo Yin con fenómenos como jaquecas, cansancio y enfermedades de la piel. Para combatir eso deberán buscar el equilibrio con ayuda de una dieta macrobiótica. Menos alimentos de origen animal pero también menos fruta: todo más equilibrado. Para gente que haya comido mucha carne, o que durante el período embrionario la madre haya consumido alimentos de origen animal en gran cantidad, podrá ser bueno comer durante algún tiempo más lechuga y fruta pero acompañado de cereales integrales. Si esto lo hacen diariamente ya estarán en camino de comer según las normas macrobióticas.

La dieta macrobiótica no constituye un régimen alimentario fijo. Es una combinación de alimentos que se adapta a la persona, de acuerdo a su pasado, condiciones climatológicas etc. (...)

Michio Kushi, Introducción a la filosofía y medicina oriental.

*El resaltado es mío.

martes, 17 de agosto de 2010

Las galles del feriado


Mi hermano hizo una mateada de primos en su casa. Nueva ocasión para probar los budines stevianos. Y esta vez, debo decirlo, sí, quedaron deliciosos (le puse el doble de stevia y quedó bien). La mesa era muy variada y realmente había muchas cosas ricas. Entre ellas nos deleitamos con unas galletitas que paso ahora a contarles cómo se hacen porque son súper fáciles, riquísimas y no llevan ni harina, ni manteca, ni aceite, ni huevos, ni... azúcar.

Claro que ustedes dirán...pero entonces... ¿Qué tienen?

Tienen lo siguiente:
2 bananas
2 manzanas
avena arrollada gruesa
pasas de uva
nueces
almendras
stevia o azúcar integral (esto es opcional para quienes son muuuy dulceros)

Las bananas no son una fruta muy apreciada por los macrobióticos. Dicen que hay que consumirlas sólo si se vive en un clima tropical (y convengamos que hoy en día este país en verano está cada vez más tropical, ¿no?). El caso es que estamos en invierno y hace mucho frío y la banana no acompaña para nada en esta estación del año. Pero aún así, como está cocinada y le da una textura cremosa a la galletita no nos vamos a poner muy exigentes.

Pisamos las bananas, rallamos las manzanas (pueden agregarle unas gotitas de limón para que no se oxide), picamos nueces y pasas de uva y las agregamos a la mezcla. Colocamos unos puñados de avena arrollada gruesa (la verdad es que esto es a ojo, fíjense, vayan mezclando y viendo si la avena absorbe los jugos de las frutas, la idea es que quede una especie de pasta). Mezclamos. En este punto, para los que son muy dulceros pueden agregarle una cucharada de azúcar integral a la mezcla para endulzar aún más la preparación, o en su defecto, stevia. Luego armamos pequeños bollitos y los llevamos a un horno moderado en una placa aceitada por alrededor de treinta minutos.

Son más ricas cuando están frías. De hecho se guardan en la heladera. No olviden que contienen mucha fruta y como tal se pudre.

domingo, 15 de agosto de 2010

Arroz integral yamaní

Ya dijimos por qué hay que comer cereales integrales todos los días y, si es posible, incluirlos en todas las comidas. Los cereales integrales tales como el arroz yamaní, la cebada, el centeno, el mijo, el maíz, son carbohidratos polisacáridos, es decir, se transforman en glucosa durante la digestión y liberan su energía en forma regular de modo que nos brindan resistencia física, claridad mental y estabilidad emocional. A diferencia de los carbohidratos simples (azúcar, alimentos a base de harinas blancas y refinadas) que se asimilan de manera rápida y provocan una subida repentina del azúcar en sangre, los cereales integrales son de asimilación lenta prococando sensación de saciedad a la vez que no dan energía durante más tiempo.

El arroz yamaní es simplemente delicioso y puede consumirse de múltiples maneras: solo o con otros cereales, con vegetales o en forma de hamburguesas, combinado con porotos aduki, frío en ensaladas e incluso también en sopas.

Para quien no sepa las características de este cereal increíble les cuento que el arroz integral es el mejor alimento para el consumo diario. Tiene vitaminas del complejo B y su germen contiene fitina, un ácido que ayuda a remover las toxinas del organismo. Hay que masticarlo bien para poder digerirlo adecuadamente.

Algunos consejos para una buena cocción del arroz integral:

-Es bueno remojarlo un poco para ablandar la cáscara integral de modo que resulte más fácil absorber sus nutrientes.
-Lo mejor es cocinarlo en una olla a presión pero si no tienen (como es mi caso) una buena olla con tapa funciona bien. Traten de no usar ollas de aluminio y si usan ollas de teflon que sean de las buenas (sino se estarán comiendo parte del teflon cosa que no es muy saludable aunque lo que hayan preparado sea el plato más saludable de la tierra).
-Lavarlo bien para sacarle cualquier impureza que tenga.

Les cuento cómo lo hago en mi olla normal con tapa.

Las proporciones originales son: por 2 tazas de arroz, tres tazas y media de agua (pero la verdad es que yo a veces necesito agregarle un poquito más y termina siendo por 2 tazas de arroz, 4 tazas de agua).

Luego de remojar el arroz se le agrega un poco de sal y se lo lleva a fuego fuerte con la cacerola destapada hasta que hierva. Una vez que hierve, se tapa la olla, se baja el fuego al mínimo y se coloca un difusor de calor (es lo mejor porque sino el agua se evapora muy rápidamente). Se lo deja cocinar suavemente durante 40 o 50 minutos. ¡Importante: traten de no revolver!
Cuando no quede nada de agua, está listo. Apaguen el fuego y dejen resposar el arroz unos diez minutos más con la olla tapada. Esto es crucial para que termine de absorber todo el agua que haya quedado.

Lo que se ve en al foto es una especie de risotto integral con zapallo hokaido (el zapallo de cáscara verde), puerros, zanahoria y un mix de semillas pulverizadas se sésamo, girasol y lino. Como el arroz yamaní lleva mucho de cocción lo precocí primero y luego le fui agregando las verduras. Obviamente, cada cual le puede agregar la que más le guste. Prueben y luego me cuentan.

miércoles, 11 de agosto de 2010

¿Azúcar, siempre estuviste ahí?

¿Desde cuándo consumimos azúcar refinada en nuestra dieta? ¿Desde cuando la sacarosa forma parte de nuestras vidas? ¿Es que siempre ha sido así en la historia de la humanidad?

El hombre antiguo comía una cantidad de alimentos que contenían innumerables azúcares naturales: frutas, verduras, semillas. Pero ninguno contenía azúcar refinada por el hombre. El azúcar era un lujo raro y carísimo que se importaba de tierras lejanas y con mucho sacrificio. Se dice que bien pudo haber sido de India. Incluso hay evidencia de que China le exigía a India su tributo en forma de caña de azúcar y que los hindúes cultivaban la caña de azúcar en sus huertos y la masticaban porque era dulce. Los griegos, en cambio, desconocían el azúcar. Recién en el año 325 A.C. un almirante de Alejandro Magno, en un viaje de exploración a las Indias Orientales descubrió esta "especie de miel que crecía de las cañas".

Fue recién en el año 600 que el Imperio Persa y su Universidad de Djondisapour descubrió el proceso de solidificar y refinar el jugo de caña. Esto permitió una mejor distribución del producto y, por lo tanto, una mejor comercialización. Se importaban "panes de miel petrificada", unos trocitos de saccharum que en épocas de plagas y pestilencias eran considerados un lujo costoso y milagroso. Pero los persas se desmoronaron y fueron conquistados por los árabes. El secreto persa de cómo solidificar el jugo de la caña pasó a manos islámicas. Los árabes no desperdiciaron la oportunidad y se dedicaron al comercio del saccharum y a su consumo. De pronto, se encontraron con enfermedades que nunca antes habían padecido. Esto generó que se separaran la ciencia de la religión. Se sabe que los árabes hicieron grandes avances en medicina y cirugía. Utilizaban anestecia, iniciaron la ciencia de la química, avanzaron en astronomía, descubrieron el cero. Se abastecieron de azúcar como nunca antes nadie lo había hecho, desde la corte hasta las tropas consumían dulces y bebidas azucaradas. Este hecho llamó la atención a un botánico alemán llamado Leonard Rauwolf quien viajó a tierras del Sultán y describió en sus diarios los primeros efectos del saccharum: "Los turcos y los moros cortaban una pieza tras otra de azúcar, masticándolas y comiéndolas abiertamente en todas partes y en la calle sin pudor... de esta forma se acostumbran a la glotonería y dejan de ser los intrépidos guerreros del pasado".

La Cristiandad no podía quedarse atrás y tenía que dar su mordisco al fruto prohibido. Durante las cruzadas de 1306 se hicieron planes y estrategias que incluían el azúcar como una forma de vencer al Sultán. Copias de este llamamiento al Papa Clemente V llegaron a los reyes de Francia e Inglaterra. "En el país del Sultán, el azúcar crece en grandes cantidades y de ésta los sultanes obtienen grandes ingresos e impuestos. Si los cristianos pudiesen hacerse con estas tierras se haría mucho daño al Sultán y al mismo tiempo el Cristianismo estaría totalmente abastecido desde Chipre. También se cultiva azúcar en Morea, Malta y Sicilia y crecería también en otras tierras cristianas si se la cultivase."

Y efectivamente sucedió. Primero fueron los portugueses quienes estuvieron a la cabeza por la carrera del azúcar. Es imposible deslindar el cultivo del azúcar de la esclavitud. Para el reino de Portugal, el azúcar y la trata de esclavos fueron dos caras de una misma moneda. Pero en el 1500, con el segundo viaje de Colón al Nuevo Mundo, le tocó a España. Y también los españoles comieron del azúcar ensangrentada que traían del Nuevo Mundo y la comercializaron con el resto de Europa. A mediados del siglo XVIII, un francés llamado Claude Adrien Helvetius escribía: "No llega un tonel de azúcar a Europa sin manchas de sangre. Ante la miseria de estos esclavos, toda persona con sentimientos debería renunciar a estas mercancías y rehusar al placer que proporciona algo que sólo se puede comprar con las lágrimas y la muerte de innmuerables criaturas desgraciadas".

Napoleón Bonaparte tuvo un papel muy importante en la Historia del Azúcar. Hacia el 1700 la industria azucarera en Francia se había desarrollado con gran ímpetu. Pero Gran Bretaña impuso un bloqueo naval obligando a las refinerías francesas, a falta de materia prima, a cerrar. El precio de los bombones se disparó y sólo la corte podía darse el lujo de comer dulces. Esto obligó a Napoleón a devolver el golpe e incitó a los investigadores franceses a iniciar un intenso programa de investigación. Así nace el azúcar de la remolacha. Benjamin Delessert en 1812 encuentra la forma de procesar la remolacha y convertirla en un nuevo tipo de pan de azúcar. Se plantaron remolachas azucareras por toda Francia, se subvencionaron los cursos para la refinería y el tratamiento de la remolacha y al cabo de un año los franceses estaban produciendo alrededor de 4 millones de kilos de azúcar de remolacha francesa.

En 1807 se abolió la esclavitud en Francia y un cuarto de siglo más tarde se producía la emancipación de las colonias británicas. Esto dejaba a Estados Unidos como un país que continuaba teniendo mano de obra esclava. No importaba cuán importantes fueran los nuevos inventos teconológicos que trajo aparejado el siglo XIX. El cultivo de la remolacha azucarera debía ser plantada, aporcada y recortada a mano. La plantación y siega de la caña de azúcar no podía mecanizarse. Se necesitaban manos negras. Pronto los norteamericanos sobrepasaron a los británicos y al resto de la naciones en su nueva fiesta: la del azúcar. Algunos datos espeluznantes: en 1893 Estados Unidos consumía más azúcar del que el mundo entero produjo en 1865. En 1912, un dentista de New Jersey pronosticaba lo siguiente:

"La moderna manufactura del azúcar ha traído enfermedades totalmente nuevas. El azúcar que se vende no es nada más que un ácido cristalizado concentrado. Como antiguamente el azúcar era tan caro que sólo los ricos podían permitirse su uso, consistía desde el punto de vista de la economía nacional, en algo inconsecuente. Pero hoy, cuando debido a su bajo costo, el azúcar ha causado una degeneración humana es el momento de insistir en un esclarecimeinto general. La pérdida de energía a través del consumo de azúcar en el último siglo y su primera década no puede recuperarse, ha dejado ya su marca en la raza. El alcohol se ha usado durante miles de años y nunca ha causado la degeneración de una raza entera. El alcohol no contiene ácidos destructivos. Lo que ha sido destruido por el azúcar está perdido y no puede recuperarse."


Bibliografía:

Sugar Blues, Wiliam Dufty

lunes, 9 de agosto de 2010

El dulzor es TAN relativo

Ayer, aprovechando una reunión familiar donde había niños, hubo un nuevo intento con los budines stevianos.
Qué tema el de las proporciones. De aspecto salieron espectaculares. Uno de algarroba y el otro de manzanas. Pero al sabor le faltó dulzor. Sin embargo, hubo algo de ayer que me llamó la atención. Los adultos, acostumbrados a los sabores de la bollería y pastelería comunes me indicaron que un poco más de dulzor no habría venido mal. Incluso a mí misma me sucedió también.
Hubo un sólo adulto que, acostumbrado a consumir budines de las dietéticas, me dijo que a mis budines stevianos no les faltaba nada.
Los niños, en cambio, se los comieron sin decir ni mu. Felices.
Interesante, ¿no?
Aún no comprendo del todo a la stevia.
Pero no me va a ganar.

viernes, 6 de agosto de 2010

¿Qué es la stevia rebaudiana?

"Lo malo es que la gente desea la salud y simultáneamente permitirse comer su pastel de azúcar"

William Dufty, Sugar Blues


La stevia en el Perú.
Lamentablemente este video está cortado pero la información que brinda es suficiente y muy interesante para comprender de qué se trata esta planta dulce.



La stevia en el Ecuador:



La stevia en Colombia:



Es posible conseguirla en el barrio chino, algunos supermercados como Jumbo y algunas dietéticas.

¿Por qué no se habla más de esta planta? ¿Por qué se sigue comercializando aspartamo que ya se sabe es dañino para la salud?

Del azúcar... hablaremos luego. Algunos dicen que es el tabaco del siglo XXI. Y que trae tanto o más perjuicio.

El cereal nuestro de cada día

Hay algo que necesitamos saber de antemano cuando encaramos un cambio en la alimentación. Los desequilibrios se harán sentir de manera más contundente. Creeremos que nos hemos debilitado pero eso no es cierto. Lo que sucede es que nuestra sangre ha cambiado, se ha modificado nuestro plasma y glóbulos rojos y lo que antes pasaba desapercibido ahora se siente de manera más inmediata. Es importante, entonces, estar atentos y ser sensibles a lo que nos sucede. De ese modo, podremos captar formas, sabores, texturas y olores diferentes a los que no estábamos acostumbrados. Todo nuestro aparato digestivo nos lo agradecerá y una vez que éste adhiera al cambio ya no soportará lo que antes, quizás, parecía no ser un problema para nosotros.

Primera gran lección en la alimentación: no te aferres a tu pasado. (¿O debería decir: No te aferres a tus papafritas con huevo frito?)

Mucho se habla de equilibrio. ¿Pero de qué hablamos cuando decimos equilibrio? Por lo que a varios autores respecta -y lo he comprobado en mi propia práctica - cuando hablamos de una dieta equilibrada (dentro de relativo que pueda resultar este término) hablamos de incluir siempre cereales integrales en nuestro plato. ¿Por qué? Es la forma más simple de equilibrar. Si incorporamos a nuestra ingesta diaria un 50% o 60% de cereales integrales en cada comida mantenemos un equilibrio de las sales minerales apropiado para nuestra sangre. "La proporción de sodio/potasio del alimento determina su cualidad Yin o Yang. Los cereales integrales tienen una relación Na/K semejante a la que encontramos en la sangre humana"*. ¿Qué les parece? ¿No es genial? Esto es vital para el funcionamiento del sistema nervioso (simpático y parasimpático) y que es el principal responsable de que el sistema endócrino haga el trabajo como es debido.

Así que anímense a agregar a sus comidas una porción de cereales integrales. De la variedad que ustedes elijan. Pueden utilizar arroz yamaní, cebada perlada, quinoa, mijo, trigo sarraceno. Hay varios modos de combinarlos y, por supuesto, dependerá de la época del año en la que estemos, de lo que cada uno de nosotros necesite.

*Jorge Valentín Estévez y Hernán Diego Salas, Guía para una nutrición evolutiva, Salbe Ediciones, Buenos Aires, 2009

lunes, 2 de agosto de 2010

Sopa Aduki Versión Porotos Negros

Aquí va mi primer post, gracia a la invitación de mi querida Flor y con las mismas intenciones de ella.

Quizás un experto en Macrobiótica me agarre de las pestañas y me ponga roja.

No lo se, estoy buscando el acercarme a mi bienestar y metiéndome de a poco en esta filosofía de vida. Creo que jugar con los ingredientes es un buen primer paso. Al menos mucho mejor que pedir por teléfono una pizza (Cosa que hasta hace poco era el mejor plan de un domingo por la noche).

En fin, quiero compartirles que anoche me hice la sopa Aduki, pero como lo que tenía remojado y cocido con alga Kombu eran Porotos Negros; le metí el zapallo Hokkaido y le di para adelante.

Los pasos que seguí no puedo pasarlos cuadro a cuadro porque un día remoje las legumbres, otro día las cocine, y ayer le di el toque zapallo, salsa de soja y verdeo.

Lo cierto es que el Poroto Negro tiene propiedades que mi organismo necesita (Según el Dr. Esteves es el más recomendado para problemas en genitales femenino) por lo cual me jugué a esta sopa dominguera.

La verdad es que quedo deliciosa, sabrosa, espesa y tipo guiso. Hubo quienes lejos de una Vida Macrobiótica rascaron la cacerola hasta el último Poroto Negro. Eso es un logro de esta sopa y cada uno de sus ingredientes. Cuando APT me dijo que estaba riquísima. Mi respuesta sonriente fue que me alegraba que le guste, pero que lo más lindo era que le estaba gustando una sopa casera, buena y súper sana.

Avanti con cambiar de porotos!!


(OJO!! Llevan bastante más tiempo de cocción)