lunes, 21 de marzo de 2011

En casa no todos somos macrobióticos

En casa, no todos somos macrobióticos. Lo pueden comprobar con esta foto donde la mitad de esta tarta sin masa tiene queso (por salut) y la otra mitad no lo tiene. En este camino, la tolerancia ante todo.

La tarta sin masa contiene varios restos de comidas anteriores. Entre ellas:

1) Un revuelto de zapallitos del mediodía (nada macrobiótico por el huevo, pero bueno, hay cosas peores).
-Pelar zapallitos, cortarlos.
-Rehogar una cebolla junto con los zapallitos. Agregar un huevo y revolver. El hombre light lo hizo con muy poquito aceite agregándole agua y sal a la cocción y tapando la preparación (un método parecido al nituke).

2) Puré de zapallo anco. Mmmmh, delicioso.

3) Arroz yamaní con vegetales cocidos a saber: puerros, remolacha, zanahorias, cebollas.

-Hacer el arroz tal como se describió en otro post.
-Los vegetales se hacen aparte con el método nituke. Se pone unas gotas de aceite natural de girasol en una ollita, se colocan las verduras, se agrega sal, se tapa la olla y se deja cocinar a fuego muy lento. El calor y la sal harán que los vegetales exuden su jugo y se cocinen casi en su propia salsa. Si es necesario se agrega muy poquita agua para que no se queme.

Para la noche habían quedado restos de estas tres comidas. En una asadera pirex colocamos el puré de zapallo y arriba la mezcla de los zapallitos y el arroz con vegetales. El hombre light le agregó a su mitad queso por salut.

Una delicia. ¡Prueben hacer sus propias tartas sin masa con lo que les sobre! Es muy rico y nutritivo. Hay quienes le llaman a esto terrinas. Pero la consistencia no queda muy de terrina realmente. Ojo que al servir se desarma.

sábado, 19 de marzo de 2011

Otoño en puerta


Llegó marzo y con él: el otoño. Después de la alegría del verano, los días largos, las ganas de estar al aire libre, el otoño viene a apaciguar todo esto. La energía de todos los seres vivientes comienza a retrotraerse hacia adentro. Es tiempo de conectarse con el adentro y de soltar lo que ya no nos sirve. El otoño es una estación de preparación para el invierno. Nuestra alimentación será la base para que lleguemos al frío con buena salud y sustento.

Marzo, sin embargo, en nuestra realidad aquí, en el cono sur, es también sinónimo de comienzo. Volvemos a trabajar, los chicos comienzan las clases, las rutinas se endurecen con horarios más estrictos. Tenemos menos tiempo para todo menos para momentos de introspección. Tenemos que ser conscientes de esto y lidiar estos ciclos que son arbitrarios y que a veces van en contra con lo que el propio cuerpo pide. Seamos sabios en como adjudicamos nuestro tiempo.

Para este primer frío que asoma nada mejor que empezar el plato del día con una sopa. Los macrobióticos aman las sopas. Dicen que no hay que tomar mucho, sólo un pequeño pote. Es propicia para la preparación del estómago. Al tomar la sopa lo calentamos y lo prepararmos para lo que vendrá luego. Esto nos asegura una buena digestión.

La sopa de hoy es un caldo preparado con algas wakame y lentejas coral. Las lentejas coral son unas lentejas rojas que se consiguen en las dietéticas y que tienen la bendición de tener una cocción más rápida que las otras. De hecho, si se hierven mucho tiempo se deshacen y quedan como una pasta que también es muy rica. Son ideales para las sopas.


El siguiente plato es una porción de nuestro bienamado mijo, un choclo hervido con sal y una ensalada de repollo y champignones. Porque, vamos a ser sinceros, el otoño amaga con venir pero aún queremos un poco de ensaladita, ¿no?