lunes, 29 de junio de 2015

Hoy

“Lo blando vence a lo duro y lo flexible a lo rígido”(Tao The King).

La última entrada de este blog data de dos años atrás. Y no es para menos. Ha habido una increíble explosión en internet de blogs sobre macrobiótica, alimentación consciente, alimentación natural, alimentación orgánica, alimentación viva. 
Paradójicamente a esta explosión de sitios a donde acudir por información, yo comencé a alejarme. 
Dejé de lado la macrobiótica tal como la venía practicando. Algo pasó en mi vida que tuve que cambiar mi enfoque. La vida que llevé durante estos últimos dos años me lo exigía. Nada es completamente blanco o negro, malo o bueno. Fue lo que necesitaba. Si bien nunca abandoné los cereales integrales, las sopas, los porotos aduki, en fin, la búsqueda del equilibrio entre el yin y el yang, me permití también gozar de platos extravagantes, de diferentes tipos de carnes, de condimentos raros y de la abundancia de otras culturas. 
Es difícil ser simple en un mundo tan variado. Es difícil el equilibrio en un mundo de deseos. 
Necesité flexibilizarme. Desordenarme. Volverme caótica. 
Necesité de la imperfección, aprender a amarla. Romper con un espejo de humo.
En estos días de invierno, sin embargo, elijo el miso, el té bancha, los cereales, las hojas verdes, las raíces, el aduki y las algas.
Hubo una tormenta.
Hoy mi alma me pide volver.

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