viernes, 1 de octubre de 2010

El calcio nuestro de cada día

"No hace falta en absoluto beber leche de vaca para cubrir nuestras necesidades de calcio. Los alimentos tradicionales, en los cuales no incluimos la leche, nos ofrecen calcio en cantidades más que suficientes".

Michio Kushi, Introducción a la Filosofía y Medicina Oriental.

Para una dieta clásica se aconsejan consumir entre 600 y 700 mg de calcio por día. Esta dosis debería incrementarse en mujeres embarazadas o en período de lactancia, o bien, en aquellas mujeres que han llegado a una edad menopáusica. Curiosamente son generalmente estas mujeres quienes padecen la necesidad de consumir más dulces y azúcar generando un importante grado de acidez en el cuerpo que éste, a su vez, compensa segregando sales minerales -sobre todo el calcio de los huesos y dientes- para neutralizarla. Las golosinas son los ladrones de minerales del cuerpo por excelencia. Por consiguiente, los huesos se debilitan.
En el libro Guía para una nutrición evolutiva, el Dr Jorge Estévez se asombra de que en países como China (especiamente en las zonas rurales donde casi no se consumen lácteos) haya poquísimos casos de osteosporosis, mientras que en países como Estados Unidos y Dinamarca (donde el consumo de leche, quesos y otros lácteos es muy importante) el grado de osteosporosis es altísimo. El informe de Cornell* demostró que el elevado consumo de lácteos hace que el cuerpo pierda más calcio del que efectivamente le aporta.

A continuación una lista comparativa del contenido de calcio de varios alimentos:

Algas hiziki (1400), algas wakame (1300), algas arame (1170), semillas sésamo (1160), leche en polvo sin agua (900), queso holandés (850), algas Kombu (800), sardinas (435), almendras (235), soja (225), avellanas (210), perejil (200), garbanzos (150), queso de soja o tofu (128), semillas de girasol (120).


Dice Michio Kushi respecto del calcio:

A veces se afirma que si solamente comemos verduras y cereales, no ingerimos suficiente calcio y que por ella será preciso beber cada día leche para compensar la falta de calcio de los otros alimentos. Sin embargo les invito a examinar la columna correspondiente al calcio. Arroz integral: 10 mg, trigo: 35 mg, sarraceno: 53 mg, poroto aduki: 75 mg, leche de vaca: 100 mg. Comparen este dato con el miso: 115 mg, o con el poroto de soja: 190 mg o con la shojas de daikn: 190 mg, casi el doble, e hiziki: 1400 mg, catorce veces más.

En una dieta macrobiótica las necesidades de calcio son menores porque no hay consumo de lácteos y se consume muy poca proteína animal. Se sabe con respecto al metabolismo del calcio que si se consumen menos proteínas animales se necesita menos calcio "ya que la excreción de este mineral aumenta cuanta más proteína se ingiere. La cifra recomendada por FAO / OMS de Calcio está basada en el consumo habitual de carne de la población y no debería aplicarse por tanto a comunidades vegetarianas o macrobióticas ya que sus integrantes poseen mayor capacidad para retener calcio" (E. Appeltauer).
La mayor fuente de calcio en una dieta macrobiótica la proporcionan las algas marinas y los vegetales que aportan un 40 % del calcio necesario diario. Sin embargo, es necesario aclarar que tanto la espinaca como la acelga contienen demasiado ácido oxálico y no son muy recomendables desde un punto de vista macrobiótico (aunque aún no se ha estudiado qué sucede con los oxalatos en los alimentos cocidos).

*Fuente bibliográfica: T. Colin Campbell, Li Junyao, Chen Junshi y Richard Peto: "Diet, Life, Style & Mortality in China" Iyhaca, N.Y., Cornell. Univ. Press. 1990.

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