domingo, 10 de junio de 2012

Reflexiones acerca de

Ayer fui a un cumpleaños donde habían preparado un guiso de lentejas para agasajar a los invitados. En ese momento, me acordé mucho de mis amigas vegetarianas y de cómo durante años preparé guisos de distinta índole para los cumpleaños e hice siempre una cacerola aparte donde no mezclaba la carne. Después de todo, los guisos pueden ser con o sin carne, eso es algo que aprendí hace mucho tiempo y lo respeto.

No soy vegetariana. Aún siento el impulso de comer carne. Esto es así y no lo reprimo. Son muchos años de consumo de carne y muchas generaciones en mi familia que lo han hecho. Aún no he abandonado el pescado (y no sé si alguna vez pueda hacerlo). Lentamente voy dejando de comer pollo y cuando lo consumo intento que sea pollo de campo. Pero de lo que sí estoy segura es que no quiero consumir más carne de vaca.

No deberíamos comer vacas por muchas razones. La vaca hace rato que ha dejado de ser el animal pacífico que pastaba en el campo verde. Por otro lado, si se piensa bien, con el equivalente de alimento que se le da a una vaca se podrían alimentar 25 personas y no 2 como generalmente ocurre. La tierra que se utiliza para alimentar al ganado podría utilizarse para otros cultivos. ¿Sabían que un alto porcentaje de las tierras cultivadas sirven sólo para el alimento de ganado y que un porcentaje más bajo sirve para el consumo directo? A mí todo esto me hace mucho ruido. Y ni siquiera me estoy metiendo con un tema tan doloroso como lo horrible que son los mataderos donde las liquidan luego de llevar una vida extenuante y esclava.

Pero volviendo al guiso de lentejas...algo tan bueno como a la lenteja -con todos los nutrientes que ya lleva- ¿qué necesidad hay de meterle carne, panceta y chorizo colorado salvo, claro está, por el paladar de los consumidores? Es decir, salvo por cuestiones culturales. El gusto es algo cultural, claramente. Algo que vamos heredando y que, a veces, se amplia por la curiosidad o las oportunidades que la vida misma nos ofrece. Pero estamos en tiempos en los que hay que pensar en las siguientes generaciones. La tierra es finita y tiene que alcanzar para todos. Por otro lado, algo que me parece absurdo es la cantidad de energía que los cuerpos necesitan para metabolizar después toda esa grasa que no necesitan. Entiendo que a un esquimal no le vas a dar una lechuga para que se nutra pero nosotros no somos esquimales ni hombreamos sacos en el puerto. De hecho, casi todas las actividades diarias que realizamos nos obligan a mantener el cuerpo quieto.

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