Ayer, aprovechando una reunión familiar donde había niños, hubo un nuevo intento con los budines stevianos.
Qué tema el de las proporciones. De aspecto salieron espectaculares. Uno de algarroba y el otro de manzanas. Pero al sabor le faltó dulzor. Sin embargo, hubo algo de ayer que me llamó la atención. Los adultos, acostumbrados a los sabores de la bollería y pastelería comunes me indicaron que un poco más de dulzor no habría venido mal. Incluso a mí misma me sucedió también.
Hubo un sólo adulto que, acostumbrado a consumir budines de las dietéticas, me dijo que a mis budines stevianos no les faltaba nada.
Los niños, en cambio, se los comieron sin decir ni mu. Felices.
Interesante, ¿no?
Aún no comprendo del todo a la stevia.
Pero no me va a ganar.
2 comentarios:
Como siempre el sabor depende del paladar de cada uno y no tanto de las proporciones en las recetas. Yo como sin sal (por elección personal, nomás) y mi novia come estilo "nevado". Nunca nos ponemos de acuerdo.
jajaja, es tremendo cuando en una pareja los paladares son tan dispares! Pero puede ser muy divertido también y se pueden encontrar combinaciones que a uno estando solo no se le hubieran ocurrido.
Publicar un comentario